En lo que va del presente año, 1999; hemos sido testigos de 2 días denominados como el "Fin del Mundo". Grupos de gente se reunieron en lugares considerados místicos; en otros lugares, algunos compraron amuletos, velas y otros objetos de significado espiritual... todos ellos esperando el evento que cambiaría la faz del planeta y que llevaría a la humanidad a su final. Al fin, cuando cada uno de aquellos días terminó, las cosas seguían iguales y al dia siguiente, nada había cambiado.
En el año 999; la población del mundo conocido en aquella época experimentó una paranoia similar. Se organizaron fiestas, se produjeron suicidios y otros actos alusivos al acontecimiento. La gente pensaba que era la hora en que se cumplirían las palabras del Apocalipsis y del Juicio Final...
Hoy en día, además del Apocalipsis, quienes anuncian el fin de la historia humana se apoyan en los textos de Nostradamus, San Malaquías, milenarios jeroglifos egipcios, entre otras obras. Algunos intérpretes de estos textos se atreven a dar fechas exactas: 29 de junio de 1999, 8 de Agosto de 1999, 21 de septiembre de 1999, 31 de diciembre de 1999; a veces nos dan algunos meses más de vida para disfrutar el nuevo milenio: 23 de septiembre del 2000, 21 de septiembre del 2001; etc..
No negamos, en ningún momento que Nostradamus, San Malaquías y otros no tuvieran razón en lo que escribieron. Es más, muchas de sus profecias se han cumplido. Pero sólo sabemos que se cumplieron, mucho después que sucedieron y pudimos comparar los acontecimientos.
Tampoco vamos a negar que debe haber un fin del mundo. De alguna manera ha de haberlo... Pero, ¿Debe ser a la vez de trágico, tan rápido que bastase un sólo día para ello?.
Muchos pensamos que la violencia y el modo de vida tan controvertido que experimentamos hoy en día es lo que nos va a llevar al final de la historia como castigo. Tal vez. Sin embargo, desastres naturales, guerras y conflictos poblacionales, segregación, robos, violaciones, comportamientos excesivos y reñidos contra la moral de la época, pobreza, falsos profetas, injusticia y corrupción han existido siempre. La diferencia es que hoy lo vemos por televisión, lo escuchamos por la radio, lo leemos cada mañana en los diarios y a todos nos interesa un poco más.
Hechándole un vistazo al libro del Apocalipsis y a las Centurias de Nostradamus; el fin del mundo se muestra como una serie de acontecimientos cuya duración debe marcar una etapa histórica de meses o hasta de algunos años.
Es muy posible que, de llegar el fin del mundo en nuestra generación, éste va a distar mucho de ser un fenómeno con fecha y hora. Va a llegar cuando menos lo pensemos y tal vez pase sin que nos demos cuenta. La promesa de los pastores eclesiásticos de un futuro sin sufrimientos y de paz luego del Juicio Final, tal vez será el resultado de una serie de cambios paulatinos en el transcurso de vida de las futuras generaciones. Cambios similares a los que ya ocurrieron en otras etapas históricas, como el paso del paganismo al cristianismo o del catolicismo a la pluralización religiosa en el mundo occidental, o el cambio de vida experimentado por las poblaciones mientras se afianzaba la democracia como sistema de gobierno cada vez más universal.
Tal vez, el fin del mundo ya ocurrió y nosotros somos parte de una nueva era. Tal vez ocurrirá dentro de muchísimo tiempo... o tal vez ya somos parte de él.